sábado, 17 de mayo de 2008

El Transantiago (Lado B)


Un asunto que sin duda, ha sido tema de conversación de todos los chilenos que al menos, viven en la capital, es el ya conocido y temido Transantiago. Criticado, juzgado, y hasta vituperios han caído sobre este no tan conocido sistema. Creo que analizar el lado B, ese lado que todos deberíamos ver, es que el que se debe destacar en estas líneas. Me refiero a que si hay una característica de los chilenos que sin duda resalta, es ser pesimistas e inconformistas, nada nos conforma, nada nos satisface, y si antes nos quejábamos de las “micros amarillas”, hoy se recuerdan con nostalgia y sentimentalismos baratos, a pesar que existían “buses” que se llovían literalmente, nuestros queridos “conductores” tiraban las monedas de cinco pesos por la ventana al “cancelar” nuestro pasaje, y aún más, partían antes de a penas alcanzar a poner un pie en tierra cuando pedíamos la parada de nuestro recordado y anhelado “bus”. No quiero recordar más, que ya comienzan los dolores de cabeza.
Aspectos que debemos destacar mis queridos pasajeros, son varios. Este sistema ha ido mejorando, y no se requiere de un mayor coeficiente intelectual para poder darse cuenta de los grandes avances que se están demostrando día a día. La organización de paradas, está cada vez mejor, y si no me cree puede ir a la concurrida esquina de avenida José Pedro Alessandri con avenida Grecia, dónde cada parada está señalizada, y se cuenta con la ayuda de monitores, que brindan un servicio de organización en el asunto. También he sido testigo de cómo se han implementado nuevos recorridos que asisten a las mayores demandas de destino, e incluso más allá de nuevos recorridos, según las necesidades, se han puesto en marcha buses nuevos, para poder cubrir lo que en algún momento no daba a vasto, me refiero a las filas de cientos de personas, que en estos momentos siendo totalmente sinceros, no se ven fácilmente.
A pesar de todas estas ventajas que he mencionado anteriormente, no podemos pedir más, ya que no somos dueños de la moral suficiente para poder hacerlo, si señores, aún siento vergüenza ajena, cuando veo que “personas” se suben por atrás, sin pagar su pasaje, y peor aún, con el pecho henchido, se sientan con una expresión que dice más o menos así: “me subo por atrás y no pago, porque este servicio es malo, no merece ser pagado”. Luego de ver este tipo de situaciones en forma recurrente, analizo un poco más allá y pienso que Transantiago no tiene la culpa, no, esto parte por un tema de falta de educación, pues si, lamentablemente, no tenemos la suficiente cultura como para poder utilizar estos medios, pues de hecho, no tenemos la capacidad de analizar un mapa, que si se abriera de vez en cuando, nos podríamos dar cuenta que se puede cruzar Santiago en micro, y que en realidad existe otro transporte además de Metro.
Continuando con este análisis, además de los problemas de cultura, y voluntad, también tenemos los problemas de culpabilizar.
¡Cuántas veces me tocó escuchar en las calles: “es que Bachelet tiene la culpa”! Señores ¡por favor!, explíquenme, ¿qué ventaja podría sacar un gobierno con un plan mal hecho?, sinceramente, ninguno. Todo lo contrario, lo único que ocasionó este plan, fue una baja en las encuestas de aprobación hacia el gobierno de nuestra presidenta, por lo tanto les digo, dejemos de culpar a quiénes no tienen una gran responsabilidad, si de hecho, la idea original, era buscar el bienestar de cada chileno y hacer un poco más civilizado el transporte público.
En definitiva, hoy, somos como esas personas que sufren de hipocondría, si, nosotros inventamos nuestras propias enfermedades, pues atraemos las malas acciones del día, liquidamos un sistema, subiendo por las puertas de bajada, corriendo el riesgo además, de quedar atrapados, para luego volver a lo que comentaba: “el transatiago me sacó el pie”. Otra vez no reconocemos nuestros errores, y creemos que es entretenido ir gratis, pero no, se equivoca, pues el que utiliza su tarjeta Bip! como corresponde, es quién responde a su falta, pues el en realidad es quien paga por usted y por todos. Y luego de analizar todas esas ideas que se vinieron a mi cabeza, surge una nueva interrogante: ¿Cuándo ser el día en que gozaremos de una cultura y educación suficiente como para enfrentar grandes cambios?, se me han venido conceptos a la mente, pero ahora no quiero hablar de eso.